sábado, 15 de septiembre de 2012

Capítulo 2: Primera tanda de maletas en Granada y primeras impresiones.


Me he levantado, aún con mis ojos cansados por haberme tirado el día anterior haciendo y deshaciendo cajas de cebra y vaca, la luz entraba en mi cuarto, mi padre me avisaba de que íbamos a Granada, mi querida Granada. Sin más dilación y un vistazo breve a Twitter, comencé a vestirme y en pocos minutos estabábamos cargando las maletas, la primera tanda de maletas antes de irme completamente allí. Andrés, quiso acompañarnos y ver así el piso. El viaje a Granada fue bastante corto, Andrés y yo estuvimos todo el viaje hablando de mil cosas, soñando despiertos, saboreando esa experiencia de las que escasean los días para vivirla y dejar de soñarla. Al fin llegamos y le enseñé su cuarto, su cara era un poema, sus ojos brillaban como las gotas del rocío, le había gustado y eso hacía que yo me sintiera satisfecha de haber dado la cara por él en todo momento con el casero. Proseguimos mirando el piso, le gustó.

Llegó el casero y estuvieron intercambiando palabras, firmas y manos. Trato cerrado, piso completo. ¿Completo? exacto, el piso ya estaba completo, pero aún no conocíamos a las dos personas más que habitaban allí. Una chica y un chico. Despedimos al casero y comimos. Más tarde decidimos limpiar las habitaciones. Yo ayudé a Andrés a modificar la dinámica de su habitación, quedó mucho mejor. Acto seguido me fui a mi cuarto y comencé a limpiar con la ayuda de mis padres. Mi gran maleta de cebra se abrió desparramando todo su contenido por la cama. Cuidadosamente, la coloqué en el armario, cada vez haciéndome la idea de que no era un sueño, era una realidad. Con todo el amor posible, saqué lo más preciado para mi, los pájaros de Billy Talent y sus discos, y fui acomodándolos a la pared, tan bonitos ellos.

Sinceramente, la habitación me quedó mucho mejor de lo que jamás había pensado. Las cajas forradas por mi quedaban impresionantes.


Más tarde, cuando terminamos todo el lio de limpieza (Andrés limpió su cuarto y el salón, que mono <3) me fui al dormitorio de Andrés y me lo encontré echado en la cama, sin dudarlo, me eché a su lado. Juntos charlamos de miles de cosas, imaginamos como serian los compañeros, fue genial. Más tarde, justo cuando estábamos a punto de irnos, entró David, el otro chico de la casa. La primera impresión fue impactante, fui y le di dos besos y se me fue la cabeza, comencé a bromear con él y Andrés me siguió el juego. El muchacho se quedó serio, creo que se sintió intimidado. Pero yo la mar de contenta. Y poco más, nos metimos en el coche, rumbo a Lucena, con las maletas vacías para volver a llenarlas. Llenarlas de ilusión y de ganas de una vida nueva.


PD: La habitación aún está sin terminar, pero aún así, le hice fotos :)




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