lunes, 31 de diciembre de 2012

Adiós 2012

Buenos momentos. Malos momentos. Lloros. Ansiedad. Angustías. Risas. Abrazos. Amor. Sexo. Viajes. Decepciones. Pérdidas. Ganancias. Estudios. Universidad.

Mi año se puede resumir en unas pocas palabras. Este año ha sido de los peores a la par que ha sido espectacular.

Recuerdo como empecé. Tomándome las famosas uvas y pidiendo que fuera el mejor año de mi vida, el año en el que comenzaría a estudiar en la Universidad. Mi número favorito 12. Era mi año en toda regla. Pero al final no fue así. He pasado de estar rodeada de gente a verme sola en incontables ocasiones. Miles de "amigos" me dejaron de hablar, bien por problemas o por la distancia. He conseguido otros miles de amigos, pero que al final me han ido fallando uno tras otro. Uno por uno.

Este año ha sido bonito. Aún recuerdo esas mañanas y tardes estudiando con mi chico para la selectividad. Quería ser psicóloga por todos los medios. Quería conseguirlo. Granada era mi destino. Estudié como si no hubiera mañana. Los resultados fueron mucho peor de lo que jamás habría imaginado. Las notas medias habían subido, la Psicología se iba desvaneciendo en mi mente. Pero algo me sorprendió. "Sociología en Granada". Busqué información. Me gustó. Pero decidí creer y ver si mi destino era resignarme a estudiar esa carrera en lugar de Psicologia. Septiembre llegó. Y con él, el no poder estudiar lo que amaba. Me armé de valor y decidí hacer Sociología en Granada. Quizás ese fuera mi destino. Mi amigo Andrés, el cual lo conocía poco pero lo suficiente, se ofreció para vivir a mi lado. Decidí aceptar la petición pese a que una de mis mejores amigas se negó en rotundo. Me dijo que lo pasaría mal y que nos pelearíamos mucho. Yo decidí arriesgarme y apostar por él.

Entramos juntos al piso. Era genial, era magnífico. Mi universidad me gustaba, mis compañeros igual. Mis compañeros de piso eran geniales a su manera. Tenía a mis amigas, una de Erasmus y otra en Málaga. Poco a poco el curso fue avanzando. Me gustaba estar en Granada, el único problema era la distancia de mi chico que estaba en Jerez y no podía permitirme verlo todos los fines de semana.
Las cosas fueron mejorando, la relación con mis padres era cada vez más fuerte y bonita. Mis amigas eran las mejores. Mis compis de clase y casa eran magníficos. Mi pareja era única. Y poco a poco llegaron las disculpas de gente del pasado, cosa que me fortaleció aún más y me hizo tener más seguridad en mi misma.
Estaba llena, completamente orgullosa de donde había llegado.

Pero claro, todo no puede salir bien. Comenzaron las primeras disputas entre mis mejores amigas. Una consiguió distanciarse más y todo el grupo se lo recriminó. Aún recuerdo en mi habitación, ella y su chico. Ella llorando y yo intentando no llorar a su lado, quise ser dura para que las cosas se entendieran a la perfección. Esa noche salimos juntas, decidí confiar en ella y darle una "oportunidad".

Las cosas en el piso comenzaron a ir a peor, teníamos problemas con un vecino que no estaba muy bien, nos amenazaba de muerte. Bea, la compañera de piso se fue. Nabil cada vez traía a más gente. Incluso tuvimos que aguantar cocaina en la mesa. Fue un horror. Solo Andrés y yo nos quedamos en casa. Pronto encontramos un compañero nuevo de piso. Las cosas mejoraron. Conseguimos echar a Nabil. Entró otro compañero nuevo. La casa estaba mucho más limpia aunque con un olor ligero a mariwana.

Me fui de puente a Jerez con mi chico. Fue una semana extraordinaria. Lo peor fue cuando volví a casa y me faltaban cosas. Hablé con Andrés y Dani. Le eché la culpa a ambos. Andrés se enfadó mucho conmigo. Me dijo cosas muy feas. Muy malas. Me sentí decepcionada por su parte, pensé que era un amigo de verdad. Ambos habíamos estado unidos hasta para las depresiones que nos daban. Habíamos llorado, reído incluso vestido juntos. Eramos uña y carne, pero eso desapareció por una pelea insignificante. Mis amigas me apoyaron, como lo hacen siempre. Una de ellas, la que estaba estudiando de Erasmus, se ofreció a quedar conmigo tras ese conflicto. Acepté.

Con ella las cosas fueron de mal en peor. Un malentendido acabó destrozando una relación de 14 años. Ha sido una de las cosas más duras que me ha pasado a lo largo de mi vida. Mi relación con Andrés mejoró, decidí darle una "oportunidad" y se superó con creces. Me preparó una cena riquísima con el sonido de Billy Talent de fondo, nos fuimos de fiesta. Volvimos a llorar juntos a apoyarnos, me di cuenta de lo mucho que lo quería pero a su vez el miedo que tenía a que me fallara.

Volví a mi pueblo por navidad. Creo que fue un error decidir eso. Llegué esperando algo que nunca llegaría, el cariño de mis padres. Estaban como siempre, fríos. Odiaba estar aquí, encerrada bajo cuatro paredes. La relación con mi chico solo eran peleas tras peleas. Mi estado de ánimo estaba bastante por los suelos y eso conseguía que me hundiera con cualquier cosa. Decidí ir al médico para tratar mi problema. Me diagnóstico. Me terminó de hundir. Mis "amigas" ya no lo eran, ni la una ni la otra. Una se apoyaba en la otra, y yo como una estúpida preferí esperar mi turno, turno que jamás llegó. Las he perdido a las dos, claramente es así. Supongo que los amigos son así, vienen y van y uno no sabe muy bien por qué.

Las cosas con mi pareja van tomando rumbo de nuevo, intento sonreir más. Pedí ayuda a mi madre, no podía sola.

Y ahora me encuentro aquí, escribiendo a tan solo unas horas del fin de año. De este año 2012. Ha sido bueno, pero ha tenido un nudo y desenlace bastante malos. Espero que este año que empieza sea mucho mejor y que no me lleve tantas decepciones. Para empezar, lo haré tomándome 13 uvas.

Feliz año nuevo.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Tengo un problema

Así empieza el blog. Tengo un problema. Ya tiene nombre. Cuando mi madre me lo dijo no quería que tuviera razón. El médico lo confirmó y fue cuando me derrumbé aún más de lo que ya estaba.
Ahora lo veía todo más claro, ahora le veía sentido a todos mis estados de ánimo tan dispares. Cuando tomé conciencia de ello fue cuando me di cuenta de la gravedad del asunto.

Las paredes se me juntan continuamente, la vista se nubla, estoy feliz contenta y a los dos segundos estoy con ansiedad, llorando y pensando en soluciones tan drásticas como la muerte. Hago daño a las pocas personas que me rodean, las trato como animales, pero es algo que se que está mal, pero me produce placer. Un placer infinito saber que gano la batalla. Cuando vuelvo en mi, me doy cuenta de lo que he hecho y me vuelvo a venir abajo. Me hundo por ser quien no soy, por convertirme en un ser odiado, por darme asco a mi misma.

Tengo poco apoyo, tan solo tres personas saben realmente lo que me ocurre, me da pavor apoyarme en la gente y que me vean como un animalito al que hay que cuidar, como ese cachorrito recién nacido ¡no! odio que me miren con pena diciendo "mírala, que pena da, cuidémosla". Es injusto, pero es así.

Supongo que algún día sanará y todos los males se irán por donde han venido, pero quizás para cuando ese día haya llegado, yo esté completamente sola.

sábado, 22 de diciembre de 2012

La sinceridad

Todo ser humano exige sinceridad pero ¿acaso es sincero al 100 por 100? NO.

Nadie es sincero, ni tu propia madre. Preguntate, si tu madre no es sincera al 100% ¿acaso tus amigos si? NO.

Se que este post traerá muchas críticas, muchos odios, pero necesitaba expresarme y poder hacer ver a la gente lo sencillo que es todo y lo mucho que se complica todo. 

En un grupo de amigos, siempre hay disputas, bien por celos, por malentendidos, por estupideces basicamente. En mi caso, ha sido por un popurrí de cosas. Creo que no todos han sido sinceros y por eso ha habido secretos, problemas no resueltos y odios. Siempre he sido la que ha dado la cara por todos en todo momento, siempre he sido yo. Había problemas entre dos personas, yo me metía y hablaba con las dos, y conseguían que hablaran entre ellas para solucionar las cosas ¿consecuencia? yo era una falsa, una chivata, una mentirosa ¿lo que yo pensaba? sólo lo hice para que no halla mierda y la relación de amistad consiga fluir de la manera más limpia posible. 

¿Final? cada uno por su lado, comienzan los "grupitos" innecesarios, y las críticas popularizadas, las indirectas vía Twitter, Facebook, o mi madre en bicicleta. ¿Lo injusto? que por guardar "x" cosas, se puede destruir una relación de amistad de unos meses, o incluso unos años. 

La amistad está para lo bueno y lo malo, es normal las peleas, las críticas e incluso el odio y los celos, pero no es normal llevarlo todo a un extremo. 

Me encantaría que otra persona que no fuera yo, propusiera quedar, hablar las cosas tomándonos un café, como personas maduras y no insultarnos por Twitter y otras redes sociales, creo que ese es el error más grande y más sencillo. Se que esto no va a ser posible, porque pienso que nadie tiene la capacidad de proponer algo así, ya que cada uno está montado en su "borrico" y no piensa bajar y mojarse los pies. 

Yo creo que ya he dado demasiado, que me he llevado demasiado por darlo todo, así que esperaré, si las cosas no se solucionan, quizás no merecieran la pena tanto como pensé, imaginé y creí ¿no os parece?

Gente que se sienta identificada por este post, no me matéis, solo quería que lo supiérais. 

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Navidad

Las calles se tiñen de sonrisas,
las tiendas están repletas de deseos.
Miro al cielo y solo veo luces.

Hace frío.
Granada se llena de bombillas de colores.

Y ahora, yo me siento más plena, más satisfecha. 
Respiro hondo. 
Navidad.
Ya puedo oler las castañas asadas, que rico aroma. 

Ya veo manos repletas de bolsas, de regalos.
Ojos brillantes.

La Navidad está aquí. 

¿Qué nos ha pasado?

Esa nota de música que te recuerda a todo tu pasado, presente y seguro que a tu futuro. 

Ahora mira a tu alrededor, toda esa gente ¿cuando perdieron la sonrisa? 
¿Qué nos ha pasado?
Cuanto más suframos más aprenderemos.
Amar es una forma de vida.
Hoy es el día que nunca pensaste que llegaría.
No se trata de llevar la razón, se trata de llegar a creer en ti mismo. 

No  importa que se rian de ti, que no entiendan porque eres así, quizás no aprecien realmente como eres.
Nunca dejes de soñar, sería injusto dejarse llevar por el qué dirán de los demás.

En la calle todos me miran mal, pero eso ya no afecta a mi felicidad. Ya no me siento sola, solo yo se porqué. 

Yo aprendí a quererme ¿tu te quieres? 
No me detiene el miedo al ser diferente. 

Se que todo lo malo pasará y la verdad siempre saldrá a la luz. Es muy sencillo. 
No me siento sola, solo yo se porqué.
Veo de otra manera la realidad y se que por eso soy feliz. 

martes, 18 de diciembre de 2012

Random

Despierta, levántate, mira a tu alrededor. ¿Donde estás? ni tú mismo lo sabes. Te impresionas. ¿Donde estás? te mueves de un lado a otro drogado, sin conocimiento del lugar donde te encuentras.

Respiras, reaccionas, te levantas, te miras al espejo. Ahí estás tú. Ahora sal, salta, SALTA. TIRATE. VAMOS, JODER, VAMOS, ALLÁ VA... Salta por la ventana. ¿Notas como vuelas? das saltitos en esas ilusiones tan reales, sigues sin saber donde estás ¿donde estás? Aquí, conmigo, cállate.
Respira.
Escúchame.
Óyeme.
Llámame.
Ahora espera.
Teléfono.
Mirada.
Nervios.

Y ahora...

ME HAS BLOQUEADO, Y AHORA VAS A MORIR.

¡¡VAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAMOOSSSS!! 

SALTA, GRITA, CORRE, LLORA, CANTA, BAILA, DRÓGATE, BEBE, SEXO.

¡VAMOS TODO ESTÁ A TU PUTO ALCANCE! 

SE LIBRE, SIÉNTETE LIBRE, GRITA Y SE EGOÍSTA.

SIENTE LA MÚSICA COMO PENETRA EN TUS OIDOS Y MUEVE TODO TU CUERPO. 

domingo, 16 de diciembre de 2012

Jerez de la Frontera V


Me levanté con una sonrisa en los labios, aún me quedaba un día entero a su lado.







Me puse a estudiar, tenía que terminar las prácticas antes de que llegaran los compañeros de Victor. Venían a comer paella, Aitor y yo estábamos invitados. En cuanto terminé, me arreglé, me pinté y salimos. Había más de diez personas mirándome. Sin miedos, me presenté uno por uno, todos eran estudiantes de enfermería. Reímos mientras el cocinero, Victor, iba sacando platos con paella ¡que rica estaba! todos sonreían mientras hablaban de cosas de médicos, me encantaba oírles, era como estar en House.

Llegó la hora del postre. Dos enormes tartas satisficieron mis ganas de algo dulce. Seguimos charlando y bebiendo cerveza.

Mil y una anécdotas se oían en ese salón de gente risueña, con ganas de darlo todo, era magnifico.

Serían las siete de la tarde y aún estábamos de risas, echando fotos. Pero llegó la hora de irse.

Mi chico me comentó que sus compañeros de universidad querían conocerme, pero yo tenía que madrugar a la mañana siguiente así que propuse que vinieran ellos hasta la casa y cenáramos juntos. La cara de este fue genial, le gustó la idea.
















A las dos horas y algo, llegaron. Primero llegó un chico, Alex, era muy simpático y risueño, parecía un locutor de radio, me reía muchísimo con él, era todo amor. Más tarde llegaron las dos chicas, Blanca y María. Las dos tenían un pelo larguísimo que despertó mi envidia. Estuvimos cenando y hablando, contándonos cosas, riéndonos de todo, fue genial conocerlos, me cayeron genial, eran grandes personas.

También conocí a Cristina, la esperada Cristina y a su perrita. Eran tal para cual, las dos monísimas, gran persona ella con gran corazón. Más tarde conocí también a Azahara.

Me sentí tan a gusto ese día, que no quería irme a Granada, quería quedarme en esa casa, encajaba a la perfección, pero eso no era posible.

Esa noche mi chico y yo nos acostamos sabiendo muy bien, que era el último día, la última noche. Permanecimos abrazados toda la noche queriéndonos como nunca, porque sabíamos que pasarían dos semanas hasta que nos volvieramos a ver.

Ese reloj me mató, era la hora, tenía que irme. Me arreglé tan rápido como pude, Aitor fue a comprar pan para hacerme un bocadillo para el viaje, cosa que agradecí enormemente cuando me dio hambre. Cuando llegamos a la estación, tan solo esperamos unos minutos antes de que llegara el tren. Cuando este estacionó, y me monté, quise pedirle que subiera conmigo, que viniera conmigo, que no me dejara allí, que quería estar con él lo más posible, pero eso no fue así.

Le di el beso más dulce y sincero que jamás le había dado, subí, me senté y sonreí, lo quería más de lo que jamás habría imaginado, lo amaba, y sabía perfectamente que quería pasar el resto de mi vida a su lado.

Jerez de la Frontera IV

Desperté. Aún dormida, pude observar que él ya no estaba, la cama estaba vacía. Me hice la remolona hasta despertarme, sabía que estaría en el salón con su enorme sonrisa para recibirme con los brazos abiertos.

Llovía, hacía un día de perros, pero eso no me importó. Como una niña que va a buscar su chuchería, lo busqué, y ahí estaba, con su característica sonrisa mágica que consigue que todos los males desaparezcan.

La tarde fue algo diferente. Me dispuse a buscar el horario de salida para el autobús del día siguiente. No había plaza, comencé a ponerme nerviosa, no quería faltar a las prácticas de Ciencia Política.

Comencé a ponerme nerviosa pese a que mi chico intentó tranquilizarme, fuimos hasta la estación discutiendo intentando arreglar lo del autobús, pero no había solución, no había plaza. Tras muchas palabras malsonantes, conseguí entrar en razón y plantearme que quizás él tuviera razón de la solución que estaba proponiendo. Decidí confiar en él.

Compramos un billete de tren para el lunes, que llegaría con la hora justa pero lo suficiente para poder entregar la práctica de Ciencia Política.

La verdad es que fue un día espantoso, mi miedo a no estar en la universidad para la práctica consiguió que estropeara el viaje, que estropeara todo lo mágico que había sido todo. Me arrepentí. Cuando llegamos a casa, intenté quitarle hierro al asunto y a poner de mi parte para que todo se olvidara. Quise hacerle entender que mi miedo superó a mis sentimientos y que por eso me puse así, creo que lo entendió pero eso no fue una excusa. Lo había estropeado y lo sabía, quise culparme por ello, por haber destrozado todo.

Esa noche cenamos mientras veíamos "Cuerpos embarazosos". Esa noche lo sentí frío en la cama, en parte lo entendí y no quise darle más importancia, fue un error mío y tenía que acatar las consecuencias. "Mañana será otro día y lo haré mejor". Con ese pensamiento me quedé dormida.

Jerez de la Frontera III

Volví a quedarme dormida, estar allí era como un paraíso que conseguía que descansara en paz. Esta vez cuando me desperté no le vi a mi lado, asustada, lo busqué. Estaba en el salón. Cuando me vio sonrió. No pude evitar devolverle la sonrisa.

Decidimos ir al centro comercial. La idea fue genial, me encantó. Sin más dilación, nos preparamos para andar unos 45 minutos hasta llegar a nuestro destino.

Pude contemplar un poco mejor, la belleza de Jerez, belleza a su modo. Realmente me sentí algo estafada, pensé que sería más bella, aunque no me quedó más remedio que conformarme pues allí estaba alojado mi chico.

Las calles no estaban llenas de transeúntes como en Granada. Eso tenía su ventaja, podrías disfrutar de aquello como si solo pasara una vez en la vida.

De vez en cuanto sacaba la cámara para inmortalizar a mi chico, me encantaba pillarlo desprevenido, era como mejoro salía.

Al fin llegamos al sitio esperado, era un gran centro comercial, había tiendas por todas partes y de cualquier cosa. Decidí entrar a Shana y comprar dos jerseys que me gustaron en Granada. A mi chico también le gustaron así que decidí comprarlos sin duda, aunque más bien, me los regaló él.



Tras una larga tarde de compras, el atardecer inundó Jerez de la Frontera, y con ello terminamos nuestra visita por el centro comercial. 

Llegamos a casa cansados, pese a que la vuelta la habíamos hecho en bus. Estuvimos un rato hablando con el compañero de piso de mi chico, cenamos y nos acostamos, había sido un día duro, habíamos andado muchísimo y el cuerpo no podía más. 

Esa noche caí rendida de nuevo a los brazos de mi chico y por consiguiente dormí como una niña recién nacida. 

Un beso bastó para desearme las buenas noches para sentirme completamente llena. 

Jerez de la Frontera II

Me levanté drogada de amor. Abrí los ojos y ahí estaba él, a mi lado. Sonreí. Decidimos levantarnos y almorzar, era tarde, había dormido como los ángeles.

La tarde fue bastante amena. Entre muffins y risas variadas, el día terminó sin nada interesante. Me gustaba estar allí, con él. Juntos.

Esa noche, volví a dormir, pude descansar sabiendo que a la mañana siguiente, él seguiría a mi lado.

Jerez de la Frontera I

Me monté en el autobús sin muchos ánimos. Sabía que había cometido un grave error y debía remediarlo como fuera. El trayecto fue muy largo, se me hizo eterna la espera de poder rozar su piel, apoyarme en sus labios y fundirme con su cuerpo.

Llegué. Estuve esperando con nerviosismo su llegada. En un abrir y cerrar los ojos estaba allí. No sabía como reaccionar. Lo abracé, respiré hondo y aguanté las lágrimas. Hice como si nada hubiera pasado y fue cuando nos besamos.  Me besó como si hubiera necesitado urgentemente de mis besos para poder responder a miles de preguntas. 

De camino a su casa, intercambiabamos besos, miradas, sonrisas. Al llegar, me pidió que le hiciera caso en todo momento, eso hice. Entramos y me llevó a su cuarto. Había como una especie de juego. Tenía que ir leyendo unos folios y descubriendo pistas. Todas esas pistas me llevaron a él. Le besé. Pero el juego aún no acabó, me llevó a una puerta misteriosa. La abrí. Un golpe de calor invadió mi rostro. Pude observar como había preparado un baño de sales con olor a lavanda y velas perfumadas. Le volví a besar. Esta vez lo sentí mucho más cariñoso, más entusiasmado, más caliente que nunca.

Tras besos apasionados y caricias deseadas, nos metimos en la bañera, estuvimos hablando y me paré a disfrutar de la paz que había en esa casa. Él se salió antes, yo permanecí con los ojos cerrados allí, profunda en el agua con olor a lavanda.

Me vestí y allí estaba él, haciendo una rica cena.

Cenamos sin para de hablar.

Caí rendida en la cama, no podía estar tan cansada, el viaje fue largo y no sabía que ocurriría en Jerez, tenía miedo de que las cosas salieran mal, pero para mi sorpresa salieron mejor de lo que jamás habría imaginado. Esa noche, nos amamos a voces.


viernes, 14 de diciembre de 2012

Palos y más palos

Creo que esta es la semana de los palos, me he llevado palos por todos lados de todo el mundo.

¿Qué he aprendido? 
Quizás tenga que cambiar radicalmente de amigos, quizás tenga que renunciar a toda Lucena entera para poder empezar de verdad aquí. La gente que estoy conociendo en Granada no tiene nada que ver con la que hay allí.
Creo que ese es el secreto, la gente de Lucena apesta, las cosas están demasiado negras allí, creo que no debería tener vínculo con prácticamente nadie. Quizás halla gente que se sienta ofendido por esto que estoy escribiendo, pero es mi blog, supongo que lo utilizo a modo de desahogo. Creo que volveré a escribir más regularmente, escribir me ayudaba a mi misma a darme cuenta de las cosas, supongo que por motivos de tiempo y agobio, no he podido, pero ahora se que lo necesito, me viene bien.

Soy fuerte, y no me van a hundir más, se como soy, lo que hago y lo que estoy dispuesta a hacer, no me cansaré de levantarme, porque gracias a eso, voy madurando poco a poco y eso me encanta. Así que cuando empiece Enero será lo primero que haga, tomar otras vías de escape.

"Si quieres resultados diferentes, prueba a hacer cosas diferentes"

Eso haré, y estoy segura de que todo irá bien. Confío en ello, confío en mi y en mi capacidad para conseguir que todo vaya a su curso.

Buenas noches Granada.

Seguidores