lunes, 22 de octubre de 2012

Vuelven...

Siempre aciertan, siempre están ahí, siempre me sacan esa sonrisa en tiempos tan difíciles.

Me he levantado para abrir al butanero. Justo después he mirado el teléfono. Tenía varios whatssaps, varias menciones en twitter y varios comentarios en Facebook. Fui mirando uno a uno, primero los whatsssap, luego Facebook y por último Twitter. Vi que era una mención de una vieja amiga y ponía ¡FNAC! pensé que ya habría llegado el disco de Billy Talent a España (a mi me lo regaló mi chico y lo pidió por Internet). Decidí abrir la foto y leo:

"Los canadienses Billy Talent visitarán nuestro país en enero de 2013 para presentar su nuevo disco "Dead Silence" en una gira de la cual RockZone es medio oficial. En concreto actuarán el sábado 19 de enero en Madrid (La Riviera) y el domingo 20 en Barcelona (Razzmatazz). Os avanzamos también que en el próximo número de la revista podréis leer una entrevista con su cantante Benjamin Kowalewicz. "

Mi cara ha sido épica delante de mi compañero Andrés. El corazón se me ha puesto a mil, las lágrimas han brotado de mis ojos y no he podido evitar saltar, chillar. Acto seguido he mirado el calendario, perfecto, me viene bien esa fecha. He llamado a mi madre para decirle que me voy a Madrid en Enero de nuevo y luego telefoneé a mi chico para darle la noticia. Sin duda, ha decidido venir conmigo. No paro de temblar, no puedo dejar  de sonreir. Mi madre me dio dinero para comprarme esos pantalones tan deseados en H&M pero Billy Talent es mucho más importante que cualquier pantalón... estoy que no puedo parar quieta, solo quiero llorar, gritar, cantar, y esperar a que llegue el día. Y averiguar las entradas, que aún no hay ni pista de lugar donde se puedan comprar. ¡¡¡¡DIOSS GRANADA QUE ME VOY DE NUEVO A MADRID!!!!

Hace dos años que no los veo, fue un 23 de enero, ahora un 19, diooooooos ¡QUE CONTENTA ESTOY!


¡BUENOS DÍAS GRANADA!

sábado, 20 de octubre de 2012

Fin de semana en Lucena

Diferentes circunstancias me han traído a mi pueblo. Decidí adelantar mi marcha y salir el jueves hacía Lucena. Aún recuerdo esa cara de sorpresa de mi madre al ver que estoy aquí. Creo que no la cambiaría por nada. Al entrar a mi cuarto, vacío, me dio un vuelco al corazón... ver que yo no formaba parte ya de esa casa, al menos fisicamente. Esa noche fue corta, decidí ir a la cama.

A la mañana siguiente, me levanté temprano y fui con mi madre a comprar al mercadona, quería aprovechar todo el tiempo posible a su lado. Lo pasamos bien. Cuando llegamos a casa, me enseñó a cocinar, notaba como le gustaba enseñarme, me encanta verla feliz. Mientras ella hacía algo yo limpiaba, no soporto el desorden. Pude ver su sonrisilla mientras mis manos enjuagaban esos platos llenos de resto de comida. Comimos juntas. Más tarde llegó mi padre, y me abrazó. Eso me llenó por dentro.

Decidí arreglar los ordenadores a mi hermana, y mi amigo Macrein se pasó por casa a prestarme un libro. Estuvimos charlando de miles de cosas, nos abrazábamos continuamente, nos habíamos echado de menos... que grande es. Luego llamaron a la puerta, abrí pensando que sería Andrés y ¡no! era Aitor, estaba en Lucena, me encantó verlo. Poco después volvieron a llamar, eran Carlos y Andrés con la cena. Entre risas y charlas estúpidas, comimos la mar de bien. Mi madre entró más tarde y volvimos a reirnos de la vida en si. De nuestra vida en Granada, que bello todo.

Hoy por la mañana, había quedado con todos, fuimos a ver cosas para el piso. He comprado bastantes cosillas, entre ellas: un embudo, una tabla para cortar, una lámpara japo y cuadros. Cuando íbamos para casa, la mamá de Andrés nos invitó a unas tapitas en su bar. Al llegar a casa mis padres me esperaban para comer, que rico todo.
Decidí ayudar a mi madre a recoger la cocina y subí al trastero a por un brasero, el frío ha llegado a Lucena. Más tarde me puse un capítulo de House y acto seguido me quedé dormida. Así hasta ahora, nose lo que haremos esta noche, me apetece salir con mis amigos, pero más me apetece quedarme con mis padres... Es grande esta unión que ha conseguido Granada... Grande Granada como siempre...

¡Buenas tardes-noches Lucena!

miércoles, 17 de octubre de 2012

Deprimida pero con energía

¡Que bien! Hoy tengo algo más de tiempo para mí, después de unos largos días. Días llenos de ilusión a la par que depresión. He estado con mi chico, eso me ha proporcionado algo de energía a la vez que el doble de trabajo, quería que estuviera como en un palacio, me gustaba hacerle la comida, fregar yo todos los platos y sin duda, que tuviera limpita la casa. Para ello, me levantaba todas las mañanas temprano y fregaba el piso entero, cuando caía la noche, estaba destrozada.

Pero los nervios se han ido dando conmigo durante todos estos días, el examen de Ciencia Política me tenía bastante "cagada". Me da mucho corte hablar en público, pero aún así, me levanté orgullosa de haber estudiado una semana entera para unas prácticas y con fuerza, agarré el micrófono. Me senté en la mesa y sin más dilación comencé a recitar la lección apoyándome en la pizarra, utilizándola como complice de mi primera práctica. Salió bien, me sentía bien, me intenté explicar lo más correctamente que pude, di todo de mi, y tuvo su recompensa. Cuando me levanté, la gente me aplaudía e incluso me silvaron. Pude ver a mis compañeros de facultad sonriéndome. Bea ese día no fue, pero también sentí su sonrisa tan característica. Me llenó mucho ese aplauso.

Hoy el día ha sido muy tedioso. En Historia el profesor no hacía más que preguntarme y yo contestaba a lo poco que sabía sobre la Revolución Francesa. Mientras él iba explicando la lección, conseguí montar una batalla campal en mi mente, podía ver al mismísimo Napoleón luchando contra la tropa Inglesa. Fascinante. El profesor es bastante bueno en cuanto a explicación, había momentos en los que me sentía extasiada escuchándolo y me quedaba absorta, cuando bajaba a la tierra tenía que mirar los apuntes de Bea, me había perdido, me encantaba escucharlo contar esa historia tan odiada por mi a la vez que amada... es increíble.

En la otra asignatura he estado completamente ausente, mi cabeza estaba en otro lugar, tanto ha sido así que Bea y yo hemos salido media hora antes y hemos aprovechado en ir a fotocopiar un libro de estranguis. La verdad que esos minutos hasta la copistería han sido bastante gratificantes, necesitaba salir con gente que no pertenezca a mi piso. Nos hemos reído, ya que por lo visto, fotocopiar un libro en Granada hay que hacerlo como si de droga se tratara, ha sido gracioso.

Por último llamé a mi padre y le estuve comentando la idea de ir a Lucena para recoger unos libros y algo de ropa abrigada, para mi sorpresa ha estado mucho más cordial que de costumbre, ha conseguido que me venga arriba, que vuelva a sonreír y que me grite ¡¡¡ANA QUE ESTÁS EN GRANADA COJONES!!! aunque el demonio que hay dentro de mi me susurrara ¡Estás en Granada pero no en Psicología!

Así que mañana que habrá huelga, aprovecharé para subir al centro y comprarle té verde a mi padre que se que le gusta y que me ha pedido traérselo. Así que eso haré.

Esto es todo por hoy ¡buenas noches Granada!

Mi vida en Granada

Siempre había pensado que el hecho de vivir en Granada iba a ser un cambio enorme en mi vida. Y sí, lo es. Quizás imaginé que todo sería color de rosa, todo serían risas y cachondeo pero no.

Llego cansadísima todos los días a casa, tengo que hacerme la comida, limpiar mi cuarto y la parte del piso que me toque, apenas tengo tiempo para escribir y eso consigue que me deprima. Estoy dando de lado a Tanya porque cuando llego de la facultad, ceno y me acuesto. Me estoy haciendo una abuela. Me tiro durante todo el día haciendo cuentas para no gastar más dinero del debido. No me compro nada en plan "capricho" porque siempre me digo "Si compras algo de ropa, ya no tendrás para comer, tu elijes" eso hace que diga adiós a esos pantalones tan bonitos de H&M...
Las clases van bien, pero podrían ir mejor si fueran de Psicología. En el piso, Nabic sigue igual de desordenado y Bea se va, nos abandona, supongo que el por qué de su abandono lo escribiré largo y tendido en otra entrada, si es que tengo tiempo algún día...

Supongo que estoy algo desanimada por noticias que afectan a mi familia y espero que no sea nada grabe... sin más dilación me marcho a hacerme la comida, estos cinco minutos en el ordenador me van a costar ir corriendo a la universidad.

¡Buenas tardes Granada!

martes, 9 de octubre de 2012

Popurri de cosas

Demasiadas emociones juntas en un día como hoy.

Me levanté, dormí de lujo. La noche anterior estuve viendo el primer capítulo de la sexta temporada de House. Cuando abrí mis ojos debido a los rallos de sol que entraban por la habitación, pude comprobar que estaba peor que ayer. Notaba mis manos frías y mi cuello caliente, tenía fiebre. Mi nariz era un infierno, los mocos corrían gustosos por mis profundidades nasales. Estuve hablando con mis compañeros de universidad y me "convencieron" que me quedara en casa, que mañana me ponían al día de los apuntes y demás. Decidí aceptar.

En cuanto el medicamento hizo efecto, pude limpiar mi cuarto y mi zona del piso. Me encontraba mejor. He estado toda la tarde estudiando, pasando apuntes, estoy bastante cansada pero alegre, contenta, con una sonrisas imborrable en mi rostro. De repente, la puerta sonó, era la amiga de Andrés, juntos fuimos a hacer mandados, bastante curioso la verdad.

Cuando terminamos, decidimos ir al piso, yo no estaba para muchos trotes. Cuando Andrés estaba abriendo la puerta pudimos ver esas marcas encima de los timbres. Según Bea, nuestra compañera de piso, hay una serie de "rumanos" que se dedican a robar a los estudiantes, hacen marcas encima de los timbres y aprovechan cuando hay un puente para robar. Yo al ver que nuestras vecinas, también estudiantes, tenían otra marca diferente y que los vecinos de enfrente que son señores mayores no, decidimos llamar a nuestras vecinas. Estuvimos comentándoles lo del rumor del robo de piso, a todo esto, que llegan más y más vecinos estudiantes. Total, nos juntamos más de veinte personas en el rellano charlando de los robos. Más tarde, uno a uno fuimos presentándonos, diciendo nuestro nombre, nuestro pueblo, la carrera que estábamos haciendo y la edad. Hemos quedado en hacer una pequeña fiesta. Nos hemos reido muchísimo. Andrés llamó a la policía para informarles de las marcas en la puerta y no nos hicieron caso. Hemos terminado enseñándoles la casa todos nuestros vecinos estudiantes. Mi cuarto ha causado sensación y eso me encanta.

Más tarde decidí hacerme la cena, de nuevo la fiebre se apoderaba de mi. Pero mis ibuprofenos la combatían con energía. Cuando Andrés volvió y decidimos tomarnos unos chupitos. Justo cuando el alcohol pasó a nuestras venas sin querer se nos calleron los vasitos al suelo. Comenzamos a reírnos de lo tontos que éramos. De repente, escuchamos porrazos. Pensamos que era Bea y Navic comenzó a aporrear su pared. Nos quedamos en silencio y volvieron a aporrear mucho más fuerte y con gritos. En corazón se me encongió, sin dudarlo me imaginé a los "rumanos" saltando por el balcón para violarnos a todos. Vemos que el sonido viene de la cocina, Andrés se asoma y es el vecino quejica gritándonos "sinverguenzas, borrachos, jaleosos, que solo molestamos" insultó a Andrés y este se puso como una fiera, lo paré y salió Navic a hablar con el hombre, el hombre seguía insultándonos "golfos, que dais asco, voy a llamar al policía" y Navic viendo que nos había faltado el respeto cantó "olé, olé y olé" nos metimos dentro y comenzamos a reirnos.

Poco rato después tocaron a la puerta, era la policía. Abrimos los 20 cerrojos que tiene la puerta y estaba la policía con el vecino viejo. La policía comenzó a hablar con nosotros y el viejo no les dejaba así que nos pidieron entrar en casa. Amablemente le ofrecimos pasar. Les estuvimos comentando que el hombre nos está dando muchos problemas, que se queja hasta porque tendamos, porque lavemos los platos. Los policías vieron que no teníamos montada ninguna fiesta, solo que se nos cayeron unos vasos al suelo y nos reímos, así que nos dieron la razón, nos dijeron que teníamos que aguantar a un señor así, así que al fin y al cabo, no vinieron a echarnos la bronca si no a consolarnos... tras terminar la conversación, abrí la puerta y el viejo quisquilloso estaba pegado a la puerta escuchandolo todo... nos quedamos flipados.

Minutos más tarde tocaron a la puerta de nuevo. Andrés y yo nos quedamos muertos. Abrimos y eran nuestras vecinas. Les contamos lo que había pasado y se quedaron heladas. Hemos decidido hablar con el casero que viene este jueves a cambiarme el colchón al fin :) le comentaremos un poco lo que ha pasado y espero que halla una solución porque no es normal que no podamos ni lavar los platos porque hacemos ruido y no puede leer...

En fin, un día variado y muy ramdon... espero que sigan siendo así, buenas noches Granada.

jueves, 4 de octubre de 2012

No tengo tiempo

Jamás pensé que diría esto "no tengo tiempo para mi". La universidad me quita todo el tiempo que pensé que tendría una vez llegara a Granada. No puedo ni sentarme dos segundos a relajarme, porque si me relajo pierdo tiempo. Lo que estoy haciendo ahora mismo es perder el tiempo escribiendo aquí, pero adoro escribir, es mi única vía de escape. Debería estar pasando unos apuntes a ordenador, pero ayer me tiré hasta las tantas haciendo esquemas y hoy me quedé dormida. Eso sí, en cuanto me he levantado, me he sentado a continuar con los esquemas. La verdad es que estoy cansada de tanto copiar, de tantos conceptos, de tantas cosas ¡OFU! así que esta noche me voy a permitir un pequeño capricho.
Los de mi facultad han organizado una barrilada a la que estoy encantada de ir. He invitado a los de mi piso y a Loren a ir, esta noche pienso desfasar. Quiero relajarme bebiendo unas cervezas con los amigos y olvidarme por un momento de la universidad.

Quiero olvidar las peleas que ultimamente estoy presenciando entre amigos, peleas de niños pequeños quiero pensar. Peleas que no llevan a ninguna parte, y que nos hacen directa o indirectamente, daño a todos. Quiero soñar de nuevo en mi libertad, esa que tanto anhelaba y que ahora tengo. Pero me falta algo, algo que me quema por dentro, mi chico. No pensé que lo echaría tantísimo de menos. Lo necesito ¡aww! el día doce, osea, ese puentecillo que hay, vendrá a verme, es algo a lo que me aferro como si no hubiera nada más importante. Tengo  ganas de verlo, de achucharlo, abrazarlo, besarlo, acariciarlo... Jamás pensé que algo así pudiera pasarme a mi, sí, Anita está enamorada ¿quién me lo iba a decir?

Granada también me está ayudando mucho, raro es el día que no me ría, que no grite por la casa con Andrés. Raro es el día que Andrés y yo la liemos por las noches. Tocando a nuestro compañeros sus puertas y luego saliendo corriendo gritando que se incendia la casa. Es agradable sentirme querida, por fin estoy siendo yo misma. Si lloro, no me corto, no me averguenzo, si lo paso mal, pido ayuda, si necesito algo grito hasta conseguirlo, es agradable esa sensación... lo único malo de todo esto, es no poder compartirlo con mi hermana, esa compañera de mi vida a la que tanto echo de menos. La necesito por todos los medios, ayer hablé con ella por Skype y no me vine abajo para no preocuparle  es más, escribiendo esto, se me asoman unas pequeñas lágrimas... no puedo evitarlo. ¡¡¡Pero estoy en GRANADA!!! no me puedo poner triste, era mi destino, mi momento y es mi etapa de descubrir cosas de mi que aún no sabía.
Siempre he pensado que era una persona fría, calculadora, sin sentimientos, sucia... y ahora veo que no, que todo eso era como un escudo. Ahora me veo como hace varios años. Una chica alegre, con ganas de aprender, de darlo todo, una chica cariñosa, feliz, encantada por vivir y por sentir diferentes emociones, una chica segura de si misma... os parecerá una tontería, pero es como me siento, y es muy agradable.

Mi vida en granada podrá estar siendo algo dura al principio pero se con seguridad que era lo que necesitaba, ahora sí, he vuelto a ser quien era.

martes, 2 de octubre de 2012

Primera locura en Granada

Esa mañana de jueves creo recordar, decidí hacer una locura. Llamé a Loren y le dije que si me acompañaba al centro. Aceptó. Cuando terminé de la universidad, ahí estaba él, apoyado en la puerta de la universidad, fuimos al centro y por fin encontramos la tienda que buscaba.

"EL CANDIL"

Miré precios y muy nerviosa firmé los papeles habiendomelos leido con anterioridad. Entré nerviosa a esa habitación con olor a hospital y a agujas. Tenía ganas de llorar pero era más fuerte, quería hacerlo. La mujer mulata quiso tranquilizarme, me prometió que no me dolería. Noté como mi nariz estaba fría por el hielo, como la mujer mulata me echaba anestesia. Apreté la mano a mi amigo Loren, cerré los ojos y por fin, piercing hecho. Mi querido piercing en la nariz. 

El segundo día de universidad

Esa mañana me levanté con muchas ganas de ir a aprender, quería dedicarle todo mi tiempo a la universidad, tenía ganas de conocer a gente nueva y disfrutar, ganas de volver a sonreir en mi tierra, en Granada. Me hice la comida y me fui a la universidad. El Punky no me guardó sitio y se sentó con un muchacho de Valencia, con una sonrisa enorme me presenté. Acto seguido me senté al lado de una muchacha llamada Bea, la verdad es que no sabía muy bien de que hablar así que empecé preguntando lo típico (de donde eres, como te llamas, que edad tienes, es tu primer año) poco a poco fuimos haciendonos más amigas, poco a poco fuimos cogiendo más confianza y sin darme cuenta ya tenía mi pequeño grupito de amigos de facultad.

Esa tarde-noche llegó Bea, mi compañera de piso,la verdad es que lo necesitaba, tenía ganas de ver caras nuevas y ella me devolvió la sonrisa. Esa noche dormí mucho mejor.

Al día siguiente en la universidad todo fue genial, el día fue lluvioso pero gratificante, las asignaturas me gustaban, no todas pero si la gran mayoría, estaba feliz, solo me faltaba por llegar Andrés, alguien muy especial para mi. Cuando terminé las clases decidí llamarlo y su respuesta fue:

"Ana estoy mala, así que hasta mañana no llegaré al piso" 

Me vine un poco abajo, estaba deseando que llegara, pero me resigné a esperar un día más. Abrí la puerta de la casa y justo cuando iba a abrir la de mi cuarto, alguien salió gritando, era él, Andrés. No pude evitar gritar con él de la emoción, que contenta estaba. Esa noche comimos los tres, David siempre estaba fuera jaja. La verdad es que encajamos super bien, esa noche nos pusimos a comprar cosas en el mercadona y a fregar el piso de arriba a abajo, que risas más buenas echamos... Esa mañana me levanté super contenta, gritando por todos lados, Andrés me acompañaba, los dos riéndonos de todo. Era jueves, así que tocaba ir a la universidad.
Mis padres llegaron sin previo aviso, y con ellos estaba Aitor. Aitor y el Cd de Billy Talent, puaf, me encantó tenerlo al fin entre mis manos, lo besé cuanto pude, y a Aitor también jaja. Estuvimos comiendo todos juntos, le presenté a Bea a mi chico. Pero me tenía que ir a la universidad, llovía, llovía mucho. Me fui corriendo, tenía miedo a llegar tarde. Por suerte acabamos antes la clase. Corriendo, me recorrí todas las calles de Granada hasta llegar a casa y aún estaba mi chico y mi madre. La abracé fuerte, no tenía mucho tiempo. Y le di el último beso, esta vez si, el último hasta dentro de unas semanas, nos miramos y creo que nos lo dijimos todo. 
En la facultad, todo fue aburrido, estaba deseando terminar la clase y poder volver a estar un rato más con los míos. En cuanto la profesora nos dijo que podíamos irnos, corrí más que nunca, corrí como si se estuviera derrumbando todos los edificios a mi alrededor, llegando a mi casa pude observar como el coche de mis padres no estaban, mi cara fue un poema, mis labios tomaron forma de emoticono triste, se habían ido, ahora si de verdad. Cené y me acosté, estaba triste. 

Mi primera experiencia en la Universidad de Granada

Me levanté con energía, la noche anterior había llorado como una niña pequeña. Pero esa mañana me levanté con ganas de comerme el mundo. Sin más dilación comencé a hacer las cosas de la casa, a limpiar un poco y a prepararme para coger el curso con ganas. Eran las 15:40, decidí salir  de casa. Dejé a Aitor en casa, y prometí volver pronto para despedirlo, ya se iba a Lucena.

Mis pasos eran lentos a la par que decididos. Pude observar como había muchos jóvenes como yo, mirandose los unos a los otros, perdidos tanto como yo. Al fin llegué a mi facultad, leí con poca ilusión el letrero "Facultad de Sociología y Ciencias Políticas" me vine un poco abajo, pero sin dudarlo, puse mi primer pié en el edificio. Estaba dentro. Miré los horarios y subí a mi clase. Había mucha gente en la puerta, mirando el móvil, mirando la facultad, pero jamás centraban la mirada en nadie en concreto. Eran las cuatro, entramos, vi que casi todos los sitios ya estaban ocupados. Vi a un muchacho con pintas de punky y decidí sentarme a su lado. Mi voz era temblona, tenía miedo a decir algo que no debía, así que permanecí callada y mirando con detalle a todos mis compañeros. Todos estaban como yo. Entró el profesor de Ciencia Política. Tras presentarnos su asignatura, nos ofreció presentarnos. Cuando llegó mi turno fue algo muy raro, como si el mundo se parara, podía notar mi voz nerviosa como titubeaba y pronunciaba las siguientes palabras:

"Hola, mi nombre es Ana, Ana Escudero. Vengo de un pueblo de Córdoba, Lucena. Yo estudio Sociología porque sinceramente, no he podido optar a estudiar lo que realmente quería y soñaba, Psicología"

Pude ver como la gente se reía y varios repetían "¡Como yo!" eso me hizo sentir más fuerte aún. No todo el mundo estaba allí porque quería, algunos estaban porque no les quedaba más remedio, fue bonito y gratificante a la vez. La clase acabó antes de tiempo, así que corriendo por esas calles plagadas de estudiantes llegué a casa, pude despedirme de Aitor, tuve el tiempo justo como para besarlo, para acariciar sus labios con los míos y volver a marcharme a la universidad. Sabía que esa sería la última vez que lo vería, la última hasta dentro de varios días, semanas, quizás meses. 
Volví a clase, el ambiente fue el mismo. Sin más cosas que resaltar, volví a casa y ya no estaba él, estaba sola, tenía que enfrentarme sola a eso. Decidí acostarme y cerrar los ojos, me tocaba vivir una nueva etapa. 

Perdida en esas calles de Granada con él.

Supongo que esta entrada será la más larga de todas, pero creo que debería resumir un poco mi paso por Granada, mi pequeña Granada.

Llegué el viernes 21 de septiembre. Un día soleado, y con alguien especial a mi lado. Aitor decidió acompañarme en este viaje tan esperado. Tras ordenar todo, mis padres decidieron irse. La verdad es que lo agradecí, tenía muchas ganas de empezar mi vida nueva. Nos quedamos solos mi chico y yo, y mi compañero de piso, David. Cenamos y nos acostamos, estabamos muertos. Las sábanas se llenaron de un miedo extraño, sentía como si mi vida estuviera a punto de cambiar y aún no me hiciera el cuerpo para ello. Esa mañana me levanté un poco desorientada, había dormido fatal, la cama de aquí es horrible.
Mi cuerpo aún se estaba acomodando a la luz de sol que entraba por la ventana. Me giré y ahí estaba él, mi mundo con su cuerpo relajado, descansando.
Sin más dilaciones, decidimos vestirnos y patearnos el centro. Anduvimos por esas calles que me llevan al borde de la locura, pude notar como se dibujaba una sonrisa en mi rostro, pude oler ese olor tan característico de Granada, mi Granada, mi sueño, mi pasión, mi todo.
Decidimos comprar algo de té, yo no podía ser más feliz, era como una niña chica con un caramelo.

Adoro Granada, la adoro.

Mientras vlogeabamos, mi chico y yo decidimos volver a casa, a mi casa, mi nuevo hogar. Esta vez, se prestó a hacer la cena, yo entusiasmada, observé como sus manos iban de un lado a otro, haciendo esa pasta tan rica. Estaba buenísima, me encantó. Yo estaba algo seria, no quería separarme de él y cada vez me iba haciendo más el cuerpo de lo que se avecinaba, nuestra separación "física".
Esa noche fue mágica, decidí vestirme con mis mejores galas para sorprenderlo. Entre besos y caricias, cerramos los ojos a ese último día... pero no fue así, esa mañana nos levantamos como un día normal. Decidimos llamar a unos amigos que estaban por aquí, y dar una vuelta. Copas de martini rondaban por mi habitación, risas y más risas. Ganas de vivir. Lo peor fue cuando Aitor recibió un mensaje en el que se podía leer "Admitido en Cádiz" mi corazón se me hizo añicos en ese momento, mientras que él gritaba de alegría yo me moría por dentro. Él había conseguido su sueño, yo no.
Esa noche, no pude evitar llorar en la cama, demasiadas emociones juntas, me sentía sola, me sentía perdida y con mucho miedo a entrar en la universidad. Lloraba por el anhelo de mi hermana, de nuestras risas en conjunto, de la pesada de mi madre y el serio de mi padre, los echaba de menos, los quería, los necesitaba, quería estar con ellos, gritar que no estaba preparada para vivir sola. Lágrimas calleron durante toda la noche mojando mi almohada. Tenía mucho miedo, demasiado.

Seguidores