miércoles, 29 de abril de 2015

Ese momento en el que necesitas escribir algo pero no te sale nada.

Ese momento en el que tienes ganas de plasmar algo que llevas dentro de ti pero no encuentras las palabras indicadas. O quizás no sean las palabras, tal vez tenga más que ver con la opinión que puedan tener los lectores que te siguen día tras día en cada post. O quien sabe. Quizás tengas vergüenza, o no sepas muy bien qué cojones es lo que quieres plasmar en un blog. Podría ser mero capricho para saciar ese ego de protagonismo que tienes en tu interior. O simplemente porque te apetece hacerlo, llevas más de 12 años escribiendo cosas sin sentido ¿por qué no seguir? No lo sé. Pero es algo que me pasa desde hace unas semanas y es un hecho que se repite una y otra vez. 
Me siento en la silla que me regalaron mis padres por reyes, pongo música, luz tenue y decido escribir. Miles de dudas acechan mi mente cansada, borro una y otra vez. No consigo plasmar lo que tengo dentro. No sé por qué, es algo que se me escapa de las manos, muchas veces he llegado a pensar que no lo conseguiré, pero encuentro otra vía diferente para desahogarme. Me miro al espejo, con música de fondo y ahí es donde sin decir nada, solo mirándome a los ojos, es cuando encuentro lo que quiero decir. Mis ojos son delatadores, es algo que siempre me han dicho. Puedo conseguir transmitir tantísimo por ellos que incluso me asusta a la par que me encanta. 

Creo que la tormenta ya se ha disipado, no en su totalidad, pero en gran parte. Eso me hace sentir viva. las nubes se están despejando y puedo observar como unos tímidos rayos de sol atraviesan las pequeñas nubosidades que, perezosas, no han querido moverse para dar paso a un nuevo día, una nueva vida. 

El cielo se tiñe de un color rosado. Como mis mejillas cuando sonrío. Puedo cerrar los ojos y coger aire. Lo necesitaba. Es agradable. La tormenta ha pasado, ahora así estoy segura. El cielo es esponjoso, podría darle un pequeño bocado y saciar mis ganas de algo dulce. 

Con la ayuda del viento, el cielo se despeja y da lugar a un sinfín de oportunidades, oportunidades que pienso aprovechar una tras otra. 





1 comentario:

  1. Al leer esto me sentí muy identificado porque hace un tiempo -largo- pasé exactamente por lo mismo. Amo mi blog, y desde siempre, aún antes de crearlo, me gustó escribir lo que tengo en la cabeza y compartirlo con quienes quieran leerlo y ser parte. Sin embargo muchas veces me sentí sin inspiración, muchas veces me sentí inseguro sobre si hablar de ciertos temas o no, también por miedo a qué vayan a pensar las personas que lo lean, mis lectores -como vos decías-. Eso, sumado a la falta de tiempo- me llevó a dejar de escribir, durante todo el año pasado y parte del 2013. Estuve mas o menos un año y medio sin entrar a mi blog, sin publicar más que dos o tres cosas, y de alguna forma me acostumbré a eso, y dejé de necesitar escribir. Pero llegó un punto en el que sentí que me faltaba algo, que quería volver a ese espacio que me dio tantas alegrías y gracias al que pude conocer personas que hoy son importantes en mi vida y otras que en algún momento lo fueron. Sentía que si volvía tenía que hacerlo pero empezando de cero, una nueva etapa. Pero por otro lado no quería borrar mi blog y empezar uno nuevo, ya que ahi tenía todo lo que había escrito y todos los lindos comentarios de mis lectores, entonces simplemente opté por rediseñarlo todo, y cambiarle el nombre. Eso me pareció suficiente cambio como para considerarlo una "nueva etapa", y volví a escribir, hace unos días nomás. Lamentablemente vi que muchos de mis lectores -a quienes yo también disfrutaba leer- dejaron de escribir, y no volvieron a hacerlo. Lo entendí porque a mi me pasó lo mismo, y me encantaría que en algún momento reaparezcan. Pero por otro lado, pude encontrar lindos blogs, -como el tuyo- que no conocía, y disfruto de leerlos y seguirlos.

    Todo esto apunta a una sola cosa: nadie te obliga a escribir, este es tu espacio, y como tal, solamente vos lo manejás, a tu manera y a tus tiempos. Si te parece necesario tomar una pausa, sos libre de hacerlo, si sentís que hay ciertos temas de lo que no te gustaría hablar, nadie te obliga a que lo hagas. Si tenés miedo de lo que puedan pensar tus lectores, buscá una forma de escribir eso, que sepas que no ofendería a nadie, pero no dejes de expresarte por lo que puedan decir los demás. Este es tu espacio, como te decía, y quienes te lean, lo harán porque de alguna u otra manera se sienten identificados con lo que escribís. Y si, como decía antes, sentís que necesitás un tiempo, una pausa en tus publicaciones, tomá esa pausa sin culpa, el tiempo que necesites. Después de todo, siempre -siempre- estás a tiempo de volver.

    Espero haberte sido de ayuda. Te sigo!

    Un abrazo.

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