viernes, 8 de mayo de 2015

Sin Sentido #2

Y perderé una y mil partidas. Es cuando me lanzo, y no me importa caer, porque si es así, al menos lo he intentado.
Y eso es lo que me gusta, que no me arrepiento de mi pasado y que espero entusiasmada al día de mañana. Las semanas van pasando, el tiempo corre sin esperar a nadie. Cuando quiero darme cuenta, ya tengo fijado los exámenes finales en el calendario que yo misma confeccioné y que está ahí, en mi pared, recordándome que debo volver a poner los pies en la tierra. Sí, he estado volando en nubes de algodón. Ellas me han acariciado, me han hecho el amor una y otra vez, y me han hecho sentir viva. Es cuando se me cae una moneda al suelo y me doy cuenta de que sigo estando en otro planeta. Whatssap. Miles de conversaciones sin sentido plagan mi teléfono, pero mi vista se detiene en una. Es perfecta. Maravillosa. Y me pone de los nervios. Sal, entra. Haz de comer y ahora siéntate e intenta hacer como que estudias. Ah no espera, te apetece salir al balcón y no pensar en nada. Es  cuando oyes al perro ladrar y deseas que se calle con la mirada. Nah, no funciona. Tu cuerpo desnuda danza por ese cuarto lleno de recuerdos. Recuerdas cada beso, cada caricia, cada lágrima derramada, cada hoja de esos apuntes que tomaste el día anterior... Es cuando ves el desastre que hay en tu dormitorio. Entra él, y es cuando te rompe los esquemas. Sales. Estás en la facultad, ah no, ahora rodeada de frikis. No. Miras Granada y admiras su belleza. El viento penetra en tus pulmones y decides cantar una canción. No espera, un cigarro mientras me besas el cuello. Mejor házmelo aquí mismo. Puedo notar el bombeo de tu corazón. Demasiado bonito para ser verdad. Es cuando miras hacia atrás y ves un pequeño gato mirándote, no tiene sentido. Otro café, necesito despertar, el día ha sido duro. Una roque con tomate por favor. Apuntes, trabajos, libros, regalos. Vlogs. Blogs. Tabú. Furia. Daño, dolor, sufrimiento ¿mis patines donde narices están capullo? Se lo que piensas, ni se te ocurra. Minutos de placer encerrados en un dormitorio de Granada. Promesas. Y risas. Muchas risas. No tiene sentido esto que escribo, pero es algo que me encanta. Me doy una vuelta por Granada, con música por supuesto. Es cuando sonrío, reflexiono y me paro en seco. Vuelvo a andar. Estoy cansada, muy cansada. Me echo en mi cama y al rato estoy mirando la pantalla como una imbécil. Mis ojos se iluminan, y no es por la luz de esta. Me levanto. Y vuelvo a ser feliz, al menos por unos minutos. Bueno, no es felicidad exactamente, es algo diferente. Pero me gusta. Mucho. Demasiado. Algo de aguacate, miel y plátano para mi pelo. Se ve divino nena. Ja ja ja. Vuelvo a estar mirando por la ventana, como el sol se esconde tras ese edificio que no se muy bien que narices es. Hace mucho calor en Granada, la búsqueda incesante de pisos ha conseguido que vuelva a casa por los suelos. Creo que me he derretido. O al meno eso pensé en su momento. Ausencia. Espera. Pensamientos. Y luego una película, muere Sirius... qué desgracia. Cama. Facultad y por último, unas caladas de vida, un momento para mi y una película acompañadas de unas tortitas con Nutella. No suelo revisar lo que escribo. Felicidad. Sí. Hola. Adiós.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores