miércoles, 17 de octubre de 2012

Mi vida en Granada

Siempre había pensado que el hecho de vivir en Granada iba a ser un cambio enorme en mi vida. Y sí, lo es. Quizás imaginé que todo sería color de rosa, todo serían risas y cachondeo pero no.

Llego cansadísima todos los días a casa, tengo que hacerme la comida, limpiar mi cuarto y la parte del piso que me toque, apenas tengo tiempo para escribir y eso consigue que me deprima. Estoy dando de lado a Tanya porque cuando llego de la facultad, ceno y me acuesto. Me estoy haciendo una abuela. Me tiro durante todo el día haciendo cuentas para no gastar más dinero del debido. No me compro nada en plan "capricho" porque siempre me digo "Si compras algo de ropa, ya no tendrás para comer, tu elijes" eso hace que diga adiós a esos pantalones tan bonitos de H&M...
Las clases van bien, pero podrían ir mejor si fueran de Psicología. En el piso, Nabic sigue igual de desordenado y Bea se va, nos abandona, supongo que el por qué de su abandono lo escribiré largo y tendido en otra entrada, si es que tengo tiempo algún día...

Supongo que estoy algo desanimada por noticias que afectan a mi familia y espero que no sea nada grabe... sin más dilación me marcho a hacerme la comida, estos cinco minutos en el ordenador me van a costar ir corriendo a la universidad.

¡Buenas tardes Granada!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores