domingo, 16 de diciembre de 2012

Jerez de la Frontera III

Volví a quedarme dormida, estar allí era como un paraíso que conseguía que descansara en paz. Esta vez cuando me desperté no le vi a mi lado, asustada, lo busqué. Estaba en el salón. Cuando me vio sonrió. No pude evitar devolverle la sonrisa.

Decidimos ir al centro comercial. La idea fue genial, me encantó. Sin más dilación, nos preparamos para andar unos 45 minutos hasta llegar a nuestro destino.

Pude contemplar un poco mejor, la belleza de Jerez, belleza a su modo. Realmente me sentí algo estafada, pensé que sería más bella, aunque no me quedó más remedio que conformarme pues allí estaba alojado mi chico.

Las calles no estaban llenas de transeúntes como en Granada. Eso tenía su ventaja, podrías disfrutar de aquello como si solo pasara una vez en la vida.

De vez en cuanto sacaba la cámara para inmortalizar a mi chico, me encantaba pillarlo desprevenido, era como mejoro salía.

Al fin llegamos al sitio esperado, era un gran centro comercial, había tiendas por todas partes y de cualquier cosa. Decidí entrar a Shana y comprar dos jerseys que me gustaron en Granada. A mi chico también le gustaron así que decidí comprarlos sin duda, aunque más bien, me los regaló él.



Tras una larga tarde de compras, el atardecer inundó Jerez de la Frontera, y con ello terminamos nuestra visita por el centro comercial. 

Llegamos a casa cansados, pese a que la vuelta la habíamos hecho en bus. Estuvimos un rato hablando con el compañero de piso de mi chico, cenamos y nos acostamos, había sido un día duro, habíamos andado muchísimo y el cuerpo no podía más. 

Esa noche caí rendida de nuevo a los brazos de mi chico y por consiguiente dormí como una niña recién nacida. 

Un beso bastó para desearme las buenas noches para sentirme completamente llena. 

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